Datos
geográficos
Arévalo, ciudad antigua y noble, está situado en plena meseta castellana,
al norte de la provincia y obispado de Avila, limítrofe con las de Segovia,
Valladolid y Salamanca, a una altitud de 827,6 metros sobre el nivel del mar, y tiene
un clima continental.
En sus alrededores existen abundantes bosques de pinos, la mayor parte resineros
y algunos albares, así como alamedas en las riberas de los ríos Adaja
y Arevalillo, que proporcionan un aire limpio, luminoso y aromático.
Se eleva la ciudad sobre un terreno asomado en un suave valle arenoso, rodeada por
los ríos Adaja y Arevalillo, que se unen al norte de la población,
bajo los muros de su fortaleza.
La situación geográfica fue y es excelente, encrucijada de comunicaciones
con la Autovía del Noroeste o nacional VI, la comarcal 605 de Segovia a Zamora
y otras secundarias. Estación ferroviaria en la línea Madrid-Irún,
entre las de Avila y Medina del Campo. Varias líneas regulares de transporte
de viajeros por carretera. A 123 Km. de Madrid, 50 de Avila, 90 de Salamanca, 58
de Segovia, 77 de Valladolid, 125 de Zamora.
Es el centro de la comarca denominada Tierra de Arévalo, si bien amplía
su influencia a la comarca de La Moraña, situada al suroeste y a otras limítrofes.
Al norte se encuentra la Tierra de Medina, en Valladolid; al Sur la Tierra de Avila;
al oeste el Campo de Peñaranda en Salamanca; al este, Tierra de Coca y Santa
María la Real de Nieva, en tierras segovianas.
La Tierra de Arévalo esta situada al norte de la Sierra de Avila, desde sus
estribaciones, donde las tierras alomadas se tornan llanas, "en la uniforme
y llana playa de arena de la Moraña Alta, Tierra de Arévalo y Campo
de Medina, uniformidad únicamente rota por la erosión normal en los
talwegs, los pequeños carcabones de los interfluvios y las residuales cabezas
calizas", que dan la exacta datación de los niveles terciarios de Arévalo
en el Mioceno Superior, Vallesiense.
Paleontología:
Las tortugas gigantes de Arévalo
Desde que A. Martín Alonso, profesor del Instituto de Segunda Enseñanza
de la ciudad, descubrió en 1933 diversos fósiles en las orillas del
río Arevalillo, que en los años siguientes fueron estudiados por J.
Royo Gómez, Arévalo se convirtió en -un "CLÁSICO"
entre los yacimientos de vertebrados del Terciario de la Meseta castellana. No era
para menos, dado que sirvió para demostrar que una gran extensión de
la misma no era de edad cuaternaria, como se suponía y figuraba en los mapas
geológicos de entonces, sino miocénica, tal como venía a confirmar
la presencia de una gran tortuga gigante, Testudo bolivari de un caballo tridáctilo,
Hipparion gracile y un rinoceronte, Rhinoceros.
Hasta 1968 no se volvió a encontrar ningún resto paleontológico
en Arévalo, o al menos no consta en la bibliografía especializada.
El hallazgo lo realizó J. García con sus alumnos de la escuela de HH.
Maristas y consistió en gran cantidad de huesos de diversos animales, entre
los que figuraba un magnífico ejemplar de tortuga gigante, que se identifica
por M. Alberdi y el mismo J. García bajo la misma denominación que
los anteriores. Junto a ella se encuentran Hipparion sp., Decennatherium pachecoi,
un jiráfido de pequeña talla (Palaeotragus?), una gacela (Gazella sp.),
un ciervo y un carnívoro de pequeño tamaño (mustélido?).
Miembros de diversas Universidades se trasladaron a nuestra ciudad para estudiar
sobre el terreno tal hallazgo. La tortuga que mide 1,20 m. de longitud y se encuentra
prácticamente completa; pasó al Museo del Instituto de Paleontología
de Sabadell "Miguel Crusafort", donde se encuentra actualmente, en lugar
de honor.
Respecto al caballo tridáctilo de Arévalo, María Teresa Alberdi,
del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, en 1973, lo determina definitivamente
como de la especie Hipparion primigenium melendezi.
Otros dos nuevos ejemplares de tortugas, esta vez fragmentarios aparecen en las proximidades
de "La Lugareja" y del cementerio, en 1981 y 1985, y fueron descritas por
E. Jiménez & E. Carbajosa y por E. Jiménez, P. Acosta, B. Fincias
& S. Martín, respectivamente. De su estudio se desprende que las tortugas
de Arévalo deben situarse dentro de la especie Cheirogaster richardi y no
de la Cheirogaster bolivari, como hasta entonces se venía haciendo. Ambas
están separadas en el tiempo, siendo las arevalenses algo mas modernas (unos
11 millones de años), que las que se encuentran en Coca (Segovia), (13 millones
de años). Corresponden estas edades a los tiempos del Vallesiense y del Aragoniense,
que limitan la frontera entre el Mioceno Superior y el Medio.
Según el profesor de la Universidad de Salamanca, Emiliano Jiménez
Fuentes, el ejemplar de 1981 ha sido definido como NEOTIPO de la especie, ya que
el holotipo (ejemplar en que se basa ésta), procedente de Cataluña,
fue destruido durante la Guerra Civil. Arévalo resulta ser, pues, la localidad-tipo
de la especie.
En octubre de 1989, R. Guerra y R. Ungría descubrieron, en las inmediaciones
de la ciudad, junto al río Adaja, un nuevo ejemplar muy completo, del tamaño
aproximado de las anteriores y unos 300 Kg. de peso, que dio origen a una gran excavación
para extraerla en perfecto estado de conservación. De ello y de su estudio
se encargó nuevamente el equipo del profesor Jiménez Fuentes, siendo
depositada, como las anteriores, en la famosa Sala de las Tortugas de la Universidad
de Salamanca.
Estas tortugas, y los mamíferos que con ellas aparecieron testifican un paisaje
de sabanas en un clima tropical de inviernos áridos, parecidos a los que se
dan actualmente, por ejemplo, en los Parques Nacionales del Africa Oriental. Constituyen
un claro ejemplo de como han cambiado, clima y paisaje, hasta llegar a los actuales.
Además de estos fósiles, que datan del Mioceno Superior, hay otro hallazgo,
cuaternario, estudiado también por el profesor Jiménez Fuentes, en
1979. Se trata de una mandíbula, que se encuentra actualmente en el Museo
Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, determinada como de un Equus mosba chensis,
uno de los caballos cuaternarios, antecesor del actual (equus caballus) del interglaciar
Mindel-Riss, encontrada en una cantera de arena, en 1978. Es un ejemplo de un tiempo
muy distinto de los del Mioceno, con características más parecidas
a las actuales, situado entre dos períodos fríos del Cuaternario Medio.
Los
orígenes prehistóricos
Nuestros orígenes se remontan a la lejana edad de piedra como lo confirman
algunos hallazgos encontrados en las inmediaciones. Pero es en el periodo calcolítico
cuando tenemos los primeros datos documentados arqueológicamente sobre un
poblado muy cercano a la ciudad, junto al río Adaja. Es el primer testimonio
de pueblos sedentarios, que ya no son cazadores recolectores, sino capaces de, guardar
semillas para la siguiente época húmeda a la vez que alimentan los
animales más dóciles de su entorno; construyen sus casas de adobe y
ramas recubiertas de barro. Lo que se ha dado en llamar "la revolución
neolítica"
Especialmente bella es su cerámica negra, generalmente lisa, aunque alguna
tiene decoración de mamelones, de varios tamaños y formas, destacando
los pequeños cuencos globulares espatulados de paredes finas. Junto a ella,
otros instrumentos testimonian el modo de vida de estas gentes, como puntas de flecha
y otros útiles cortantes minuciosamente labrados en piedra, hachas pulimentadas,
molinos barquiformes de granito y cuentas de collar de adorno. También restos
de la fauna que servía de alimentación a aquellos pobladores, como
astas de ciervo, defensas de jabalí y de otros animales. Está fechado
el yacimiento de Arévalo-Don hierro en torno al 2500-2000 a. C., según
el previo estudio de materiales que realizó el profesor Germán Delibes
de Castro, de la Universidad de Valladolid.
Bien pudiera ser de ese momento el primer asentamiento humano en el promontorio de
nuestra ciudad antigua, excelente emplazamiento defensivo donde surgiría el
primer castro.
De la cultura del vaso campaniforme, del tipo Cienpozuelos, se han encontrado restos
de un enterramiento, en la cercana población de Pajares de Adaja. Se trata
de tres recipientes cerámicos negruzcos con una fina decoración incisa
hechos a mano; vaso, cazuela y cuenco. Actualmente se encuentran en el Museo Provincial
de Avila. Su cronología, en torno al 1500 a. C. Otro hallazgo posterior, que
aporta cerámica campaniforme lisa, bastante relacionada culturalmente con
el calcolítico de Cantazorras.
Hacia el año 600 a. C. entra en la meseta la segunda oleada de pueblos centroeuropeos
de cultura celta y de lengua indo europea que, junto con los que estaban en nuestro
suelo de la cultura del hierro, formarán los que denominamos pueblos celtibéricos,
entre ellos, los Pelendones, Arévacos, Vettones y Vacceos. Fueron estos últimos
los que poblaban nuestra tierra a la llegada del mundo romano. Bien es cierto que,
arévacos y vacceos tenían similar cultura material.
Según las fuentes clásicas, la Tierra de Arévalo estaría
integrada en el territorio de los vacceos, cuenca media del Duero y sus afluentes.
La línea divisoria estaría entre el valle del Tormes, que era territorio
de los vettones y los del Adaja, Zapardiel y Trabancos que eran vaccecos. En las
estribaciones de la sierra por el sur, comenzaría el territorio de los vettones.
Hay restos arqueológicos en varios puntos del Adaja y en Muriel de Zapardiel,
y algún hallazgo aislado fuera de contexto arqueológico.
De esta época tenemos varios testimonios. Dos esculturas zoomorfas o "verracos".
La denominada marrana cárdena, que representa una cerda, como culto mágico
a la fecundidad, protección de la comunidad y del ganado, pervivencia de un
antiguo culto zoolátrico, aunque la mayoría son toros o cerdos machos.
En un principio estuvo en la puerta del palacio de los Cárdenas pasó
después a su patio interior y definitivamente al palacio del General Ríos,
donde reposa en su patio.
Otro ejemplar algo mutilado, está incrustado en la base de la torre de San
Miguel, junto con otras piedras que tienen un rehundido rectangular y son elementos
funerarios. Se ha buscado su interpretación, siendo lo mas verosímil
su ritual funerario, no exento de un culto religioso a la fecundidad. Estos verracos
están datados desde finales del s. V a.C hasta la romanización. Es
un testimonio identificado con el pueblo vettón, pero que irradia su influencia
a otros pueblos limítrofes.
El nombre de la ciudad
De esta época deriva el nombre de nuestra ciudad. De voz celta "are-valón"
que puede significar "junto al muro o barrera" según algunos autores.
Otros consideran el nombre como "lugar entre ríos" o derivación
de "arevaccei", que designa a los "vacceos del extremo" que la
situaría el lugar mas alejado del territorio de los Vacceos. En el año
1090 encontramos el primer testimonio escrito del nombre, que se transformaría
en Arevalorum, vocablo ya latinizado.
Del
mundo celtibérico al romano
En el año 220 a.C. Aníbal toma Elmantike y Arboukale que estaban en
poder de los Vacceos; es cuando Polibio cita por primera vez a este pueblo. Estrabón
los cita como "ouak kaioi" y dice que "entre ellos corre el río
Dourios". Plinio cita 17 ciudades, aunque de ellas no destaque mas que cuatro.
Según Tiberio Graco, había destruido 300 ciudades en Celtiberia, dando
el nombre de ciudades a simples torres, exageración pues dio el nombre de
ciudades a las aldeas mayores. No es identificable Arévalo con alguna de esas
ciudades, por lo que deducimos que estaría en ese segundo plano de aldea grande
o torre. En el país de los Caucenses (Coca) año 134 a. C. se habla
de Kome=aldea; este tipo de asentamiento se identifica con los denominados castros
de la IIª Edad del Hierro.
Era un pueblo agricultor y ganadero, eminentemente cerealista con cultura del hierro
que evoluciona al celtiberismo y está en plena expansión cultural cuando
llegan los romanos. Hacia el año 226 a.C. se produce una expansión
territorial quedando fijados desde entonces los límites territoriales.
En el ataque a Numancia en el 137 a.C., está constatada la ayuda de los vacceos
y por ese motivo Escipión marchó sobre los pueblos vacceos en el 134
a.C., en una suerte de "razzia", para evitar la llegada de víveres
a los numantinos. Lo mismo ocurrió con los movimientos del año 56 y
29 a.C., a favor de astures y cántabros, en que vacceos y arévacos
forman las coaliciones militares indígenas más importantes contra la
conquista romana. Destaca su caballería tan numerosa como afamada, con caballos
domesticados capturados de las grandes manadas que existan en estado salvaje y que
también criarían. Entre sus armas, muy apreciadas, debe señalarse
especialmente la espada que luego adoptarán los romanos.
Tenían el mismo alfabeto mixto (silábico y alfabético) y la
misma lengua. Vestían el "sagum", túnica larga confeccionada
con lana de sus ovejas. Hacían cerámica a torno, de colores claros
pintadas a bandas y círculos sepias y marrones. Se adornaban con objetos de
orfebrería aunque no parece que los fabricaran, anillos, torques, brazaletes,
pendientes y fíbulas, como también collares de pasta vítrea.
Rendían culto a la naturaleza y en especial a la luna; Strabón dice
que los celtíberos tienen un dios innominado y que, en las noches de luna
llena, las familias le rinden culto danzando hasta el amanecer a las puertas de sus
casas. Las Matres, que simboliza la fecundidad de la tierra y las aguas. Estas eran
algunas de las características de aquel pueblo que habitó nuestra comarca
cuando llegaron los romanos.
Indicios
de la cultura romana
De la cultura romana tenemos en nuestra ciudad pocos restos aunque suficientes para
poder atestiguar la permanencia del núcleo habitado, como son un pequeño
puente camino de la Vega, sillares funerarios de granito, algunos son berracos mutilados
y restos de la calzada del s. II que desde Avila se dirigía al Duero paralela
al Adaja.
Por otra parte, fuentes de carácter tradicional señalan que la desaparecida
iglesia de S. Pedro se erigió en los restos de un templo dedicado a la diosa
Minerva, que el primer templo cristiano fue El Salvador, erigido por el Emperador
Constantino, que el castillo se construyó sobre una atalaya y que el puente
de los Barros es una reconstrucción medieval del anterior romano.
En las proximidades, tenemos más restos tangibles del paso de esta civilización,
como los de la presa sobre el Arevalillo en el lugar denominado "Pradera de
los huevos" y los de varias villas de época tardía, la de Almenara
de Adaja, Magazos, Bercial, La Dehesa etc., que nos hablan de la población
prerromana latinizada.Topónimos de esta época son Costançana,
Fuentquilana, Mambles, Palazuelos etc.
Del paso los visigodos no tenemos más indicios que un sarcófago que
bien pudiera ser de esa época y que se encuentra recogido en dependencias
municipales; así como en la comarca, los restos hallados en Bercial, Gutierremuñoz
y Adanero. Los historiadores dicen que permaneció la población principalmente
agrícola en los núcleos rurales o villas romanas hasta la llegada de
los árabes. Topónimos germánicos son Palacios de Goda y Cisla.
La
invasión musulmana
Con la llegada de los pueblos árabes en el año 711, esta zona fue habitada
por tribus norte-africanas de pastores beréberes. Los habitantes anteriores,
unos fueron al norte; otros quedaron formando la población mozárabe.
Con el avance de la reconquista, los reinos cristianos fijan las fronteras en el
Duero y Arévalo quedó situada en la denominada Extremadura Castellana,
la franja de territorio comprendida entre el Duero y el Sistema Central, escenario
de continuas incursiones o razzias, permaneciendo escasamente poblada.
Como resultado de esta presencia musulmana, nuestra tierra, mantiene gran cantidad
de topónimos geográficos y de núcleos de población entre
los que destacan: Adaia, Çapardiel, Almenara, Moraña, Moriel.
Reconquista
y repoblación
Después de un periodo de estancamiento por el continuo cambio de las fronteras,
nuestra ciudad -unas veces mora, otras cristiana- entra a formar parte del reino
cristiano definitivamente hacia el año 1082, durante el reinado de Alfonso
VI, que ́pobló toda la extremadura, castillos y ciudades, Salamanca, Olmedo,
Medina del Campo, Segovia, Coca, Cuéllar, Avila y Arévalo...î
La leyenda popular nos dice que fue el rey Alfonso I, quien la reconquistó
en el 746, narrándonos una idílica lucha entre cinco caballeros cristianos
y otros tantos moros, con victoria de los primeros, que lucharon en el amplio terreno
dominado por la muralla sur y al que llamaron palenque.
Tras la conquista de Toledo en el año 1085, se afianzan las fronteras, siendo
a partir de el 1087 cuando la zona es repoblada de una forma definitiva y organizada
por Raimundo de Borgoña, con francos, burgaleses, vasconavarros, palentinos,
riojanos... etcétera.
A partir de este momento tenemos datos históricamente documentados, como que
Arévalo y su extensa demarcación o alfoz es entregado, después
de su repoblación por Raimundo de Borgoña, al obispo de Palencia en
el año 1090.
En 1111 las "milicias concejiles" estuvieron en la batalla de Valdespino,
Segovia, defendiendo los pendones de Dª Urraca y su hijo D. Alfonso.
Hacia 1135 Alfonso VII se lo dona a la iglesia de Avila y en el 1140, el Papa Inocencio
II, confirma al obispo de Avila tal posesión y autoridad sobre las ́parrochian
quoque tuam, videlicet, Avilam, Arevalo, Olmeto et Alchasarea, quas te et antecessores
tuos constat legitme tenuisse, tibi nichilominus confirmatusî.
La repoblación empieza a tener consistencia con la edificación de las
primeras iglesias, monasterios, la muralla, los puentes. Todo aquello como consecuencia
de la creciente importancia de la entonces villa, que muy pronto sale de su recinto
amurallado y se extiende formando su arrabal.
Los
cinco linajes
Arévalo es también conocida como la ciudad de los cinco linajes, por
ser este el número de familias que se encargaron de organizar la repoblación
y gobernar "su tierra". Son tales linajes los:
Briceños: su escudo de armas tiene en campo de oro un águila coronada
y en la orla que le rodea, las aspas de San Andrés. Fueron guardas del castillo
y sus enterramientos y juntas se hicieron en Sta. María. Alguna de sus ramas
se enterró en San Pedro, donde estuvo su primitiva casa solariega, después
en San Francisco y desde el s. XVI en El Salvador.
Montalvos: su escudo en campo de plata con águila en el centro. Les fue encargada
la custodia y defensa del puente de Medina. Fundaron sus enterramientos en San Miguel,
donde también celebraron sus juntas.
Sedeños: escudo en campo de oro y en él un águila de oro. Fueron
defensores de los dos postigos y castillejos de San Juan, junto a la iglesia del
mismo nombre donde celebraron sus juntas y San José, en el actual mirador
del Adaja. Su casa solariega está en la Calle de Sta. María y fundaron
la desaparecida ermita de San José, junto al mirador.
Tapias: escudo de armas en campo blanco, con seis cuervos negros con picos y patas
de oro. Tenían sus juntas el primer viernes de cada año en la iglesia
de San Martín.
Verdugos: escudo de armas en campo de oro, con un león rampante y por orla
las aspas de San Andrés. Defensores de la ́puente llanaî en el Adaja en la
que, en el castillete de entrada, tenían su casa solariega. Tuvieron sus juntas
el día de San Blas, que celebraban con fiesta de toros y juegos de cañas,
y sus enterramientos en la desaparecida iglesia de San Esteban. Al desaparecer el
templo, pasaron sus juntas, a San Martín y sus enterramientos al Convento
de San Francisco.
Plaza
fuerte y nuevas defensas
Otras defensas, tanto en la villa como en su tierra, nacerían por la importancia
militar de la plaza, cuando Alfonso Vll divide en 1157 los reinos de Castilla y de
León, y Arévalo y su Tierra es la frontera castellana con las tierras
leonesas, hasta la unión de ambos reinos en 1230. En este momento nacieron
muchas "torres almenaras" de carácter militar.
En 1174 y 1178 está documentada la presencia de la Corte castellana en la
villa, posiblemente en el primitivo castillo, donde se inician negociaciones o acuerdos
en favor de la unidad.
Entre 1176 y 1181 se crearía el arcedianato en la villa como cabeza del alfoz.
El obispo Juan, que lo fue de 1191 a 1195 por elección entre los miembros
del Cabildo, había sido arcediano de Arévalo en 1181.
En 1177 las Milicias Concejiles participaron en la toma de Cuenca.
El 16 de julio de 1212, cinco cuadrillas de las Milicias Concejiles de la Villa participan
activamente en la batalla de las Navas de Tolosa, bajo el pendón del Obispo
de Avila y a las ordenes del aliado rey de Navarra. En esta ocasión, según
la tradición, fue concedido el escudo de armas y el denominado "Fuero
Viejo". Dos años después, en 1214, muere el monarca Alfonso VIII
en Gutierre-Muñoz, aldea de Arévalo, cuando se dirigía a Plasencia.
́...comenzó a enfermar gravemente y allí, comido por la fiebre, acabó
su vida y con él se enterró la gloria de Castilla.î
Arcedianato
y alfoz
En 1250 conocemos detalles del arcedianato arevalense por un valiosísimo documento
del cardenal Gil Torres, donde aparece dividido en los "tercios" de Rágama,
con 40 aldeas; Madrigal con 31 y Vega con 30. La villa entonces tenía unos
2.000 habitantes con once iglesias: Sant Miguel, Sant Martín, Santa María,
Sant Nicolás, Sant Pedro, Sant Juan, Sancto Domingo, Sant Salvador, Sant Estevan,
Sant Andrés y El Almocrón.
En conjunto, el arcedianato o la Tierra de Arévalo, tenía algo mas
de mil kilómetros cuadrados y una población estimada en unos 18.000
habitantes.
Organización
de la tierra: los Sexmos
La agrupación de pueblos y aldeas de los señoríos de los cinco
Linajes, la Iglesia y el Concejo formó lo que se denominó "Universidad
de la Tierra de Arévalo", organizada en unidades subcomarcales que se
llamaron Sexmos. Ya existían antes, pero la primera noticia es del año
1219 y durante su existencia conocieron diversas reorganizaciones.
Con fines administrativos, de organización, defensivos y recaudatorios, fueron
el fundamento de la independencia y fuerza de los Concejos Castellanos.
Un aspecto sumamente interesante es la separación para todos los efectos del
Arrabal. La Villa era considerada únicamente lo comprendido dentro del recinto
murado. El Arrabal fue tomando pujanza de población y economía gracias
a sus importantes mercados, y formó parte de la Tierra, como el paradójico
"séptimo sexmo". La Tierra de Arévalo, como comarca natural
no se ajustaba a los límites provinciales de la actualidad.
En 1480 elige su primer Procurador y celebra Junta en la Sala de Santa Catalina,
el "Corral de Comedias"; salió elegido por tres años Yuste
Jimén, de profesión platero. Desde entonces, el Arrabal asistía
con su Procurador a las Juntas de los Sexmos.
En 1494 los Procuradores de la Tierra y el del Común del Arrabal, entran y
toman asiento en el Concejo, junto al Común de la Villa. Pero la Villa y el
Arrabal no se unificaron hasta bien entrado el s. XVIII.
El Sexmo de La Vega, se reunía en San Cristóbal; el de Aldeas, en Castellanos;
el de Sinlabajos, en Palacios de Goda; el de Rágama, en Rasueros; el de Orbita,
en Montuenga; y el del Aceral, en Nava de Arévalo; y cada uno llevaba sus
libros.
Tenían como única propiedad la "Casa de los Sexmos" de la
Plaza de la Villa, trasladada al nuevo edificio de la Plaza del Real en 1517, quedando
la anterior como "alojería" de Procuradores; y la "Casa del
Peso Real" o "Carnicería" en la Plaza del Arrabal. Y en ellas,
su importante archivo histórico, que se perdió; pero desde el s. XV,
conocemos muchos privilegios que a lo largo de su historia les fueron concedidos.
El
Fuero de Arévalo
Alfonso X el Sabio en 1256, confirma el 20 de junio a los caballeros de Arévalo
el "Fuero de los Excudos" y Sancho IV en 1287 otorga en una Cédula
Real el "Fuero de las Leyes" y otras concesiones, formando un cuerpo de
privilegios que se llegaron a conocer durante mucho tiempo como "Fuero de Arévalo".
En 1261 el mismo rey prohíbe el ir armados a arevalenses y abulenses a la
feria de Alba de Tormes, para evitar reyertas, confirmando así el intercambio
comercial entre ambas ciudades.
En 1265 se forma la Hermandad de los Cabildos Eclesiásticos de las villas
de Medina del Campo, Olmedo, Arévalo y Alba de Tormes, que está considerada
de las primeras en su género. ́...establecemos en convento general, el cual
fezimos en Arevalo, que vayan dos clerigos e su munidor cavalleros e dos homes de
pie... ...e alli do fuere el convento salgan los a recibir ante de las viesperas.
E el convento que sea siempre el martes de Deus Omnius. E reciban a las hermandades
el lunes antel convento... ...Cuando fuere en Arevalo reciban los de Arevalo a los
de Medina en la Iglesia del Olmediela, a los de Alva al Lavavielo, a los de Olmedo
en Don Fierro. Fecha la carta en Arevalo en la era de mil et trescientos e tres annos.î
Se reunían rotativa y periódicamente en "convento" los representantes
de cada villa y tenían que presentar cartas credenciales con sello del Cabildo;
al finalizar sonaban todas las campanas de la villa.
Los s. XII y XIII fueron de gran crecimiento y es el momento histórico donde
surge esa maravillosa arquitectura mudéjar que es el sello arquitectónico
tanto de la villa como de su tierra, formando ambas un foco de arte mudéjar,
quizás el conjunto mas importante de Castilla, que aún irradió
sus modelos de arquitectura a poblaciones de comarcas limítrofes.
La villa era centro neurálgico del territorio castellano y ofrecía
gran seguridad por sus potentes defensas, las murallas recién ampliadas, con
los fosos naturales de sus ríos y el fabricado en la muralla sur.
Lo demuestran la preferencia que, a lo largo de la historia de nuestra villa, tendría
por parte de los nobles y reyes a la hora de protegerse, de tenerla como dote, como
herencia, como simple posesión o como lugar de pacificación y negociaciones.
Lo vemos también cuando en el reinado de Alfonso Xl de Castilla, su abuela
María de Molina, se reune con los infantes Don Juan y Don Pedro, hermanos
de los reyes Sancho IV y Femando IV con el fin de pacificar las disputas que habían
surgido entre los seguidores de los infantes tutores del rey.
En 1353 Pedro I el Cruel, en los acuerdos matrimoniales cedía el señorío
de la villa a Dª Blanca de Borbón, su futura esposa. Al tercer día
de su matrimonio celebrado en Valladolid el 3 de junio de 1353, Dª Blanca fue
recluida en el castillo, mientras él se reune con su amante María de
Padilla.
Dª Blanca, durante su destierro en Arévalo, ejerce como reina confirmando
un privilegio al monasterio de La Lugareja el 18 de septiembre de 1353. El 14 de
agosto de 1354 sería trasladada a su encierro de Toledo.
Los
Trastámara
Nubarrones de guerra, bandos nobiliarios y turbulencias amenazan entonces a Castilla.
La villa fue partidaria y fiel a la causa del Trastámara, quizás en
oposición al rey como reacción por la reclusión de Dª Blanca
a la que el pueblo profesó gran cariño.
Tras la muerte en Montiel de Pedro I a manos de su hermanastro Enrique, se instaura
en Castilla la dinastía Trastámara.
Fue durante los primeros años del reinado de Enrique II, (1369-1379), cuando
el Concejo de Arévalo y sus Sexmos, ́levantaron un caserón muy grande,
que con el nombre de Palacio ofrendaron a su reyî. Fue construido en la plaza del
Real, junto a la iglesia de San Juan, porque en las frecuentes estancias de los Reyes
y la Corte en la villa, no tenían lugar adecuado donde aposentarse.
Durante el reinado del rey Juan II de Castilla, Arévalo ya era una villa importante,
por su destacado lugar económico, urbano y de población, y es entonces
cuando comienzan las décadas mas notables de su historia.
Tras la boda del monarca castellano en 1420, hace donación del señorío
de Arévalo y Madrigal que había recibido de su madre, a su primera
esposa María de Aragón, con la que tendría un hijo que llegaría
al trono con el nombre de Enrique IV. Tras el fallecimiento de la reina, se casó
en segundas nupcias con Isabel de Portugal, en 1447 en la villa de Madrigal de las
Altas Torres, donde nacería su hija Isabel, el 22 de abril de 1451, bajo el
signo de tauro, en la que su acostumbrada testarudez ante las adversidades, la convertirían
en una paciente y hábil negociadora.
Es ahora cuando la villa es donada de nuevo a la reina, hecho importante por ser
Arévalo villa de realengo. De este matrimonio también nació
el príncipe Alfonso, en la ciudad de Toro, que según disponía
el testamento del rey, recibiría nuestra villa a la muerte de su madre.
En numerosas ocasiones estuvo la Casa Real en su palacio de Arévalo, la villa
mejor fortificada de su señorío.
Las
tres culturas
A lo largo de la edad media, la villa adquirió gran importancia como población
y lugar de convivencia entre las tres culturas, razas, religiones: judíos,
moros y cristianos. Que aquí edificaron barrios diferenciados, sinagogas,
mezquitas e iglesias.
De los judíos arevalenses, la primera noticia es el "Padrón de
Judíos" o "Padrón de Huete" de 1290, que tenía
fines fiscales y fue ordenado por Sancho IV, en la que se reconoce el pago al rey
por esta villa de 12.377 maravedís, que habrían de pagar los aproximadamente
400 judíos de la villa. Nos da la importancia de esta judería la presencia
del Arcediano de Arévalo, Gil Pérez en el Concilio de Zamora de 1313,
en donde se dictaron constituciones "contra por porfiosos judíos".
Tras infinidad de ataques en algunos períodos, en otros la convivencia era
absolutamente normal, estas situaciones fueron recogidas en "La pragmática
de Arévalo" de 1443, que se redactó en Arévalo por Juan
II, tomando como fuente una bula del Papa Eugenio IV. Como en el resto del reino,
los judíos de Arévalo fueron expulsados en 1492.
Estos ocuparon el barrio del Arrabal, El Salvador y San Juan de Dios, hacia el Adaja.
Los mudéjares de Arévalo en 1463 y 1464 pagaron 7.000 maravedíes,
siendo en 1501, 10.000 los maravedíes pagados y comparativamente, Avila 8.150,
8.000 y 11.500. Estas pechas nos indican el número de familias mudéjares
residentes, que son en 1495, 107; para 1496, 116; en 1500, 137. Debía haber
un número semejante a principios del s. XVII, ya que tras la expulsión,
permanecieron en la villa 35 familias, que intentaban hacer valer la condición
de ́moriscos viejosî
Se estima que habitaron el barrio comprendido entre la Calle Larga al Arevalillo
a San Andrés.
Sus personajes, de los más relevantes, atestiguan sobradamente esta circunstancia
histórica. Como el judío Mosé de León, autor de El Zóhar
o Libro del esplendor, que según unos nació en la villa en 1240; para
otros aquí murió en 1305. Fue el introductor de la kábala en
Castilla, es decir, de esa gnosis mística hebraica de tanta importancia en
el judaísmo. 0 Yosef ben Saddiq de Arévalo, autor del libro religioso
Compendio recordatorio del justo.
El místico islámico llamado El Mancebo de Arévalo, nacido hacia
el 1500; era pocero y cavador, a quien un correligionario describió como ́mancebo
eskolano, kastellano, natural de Arévalo, muy esperto i doctirinado en la
lektura arábiga, ebraika, giriyega i latina, yen la alyemi'ada muy ladinoî
recorrió muchos lugares, curiosamente los mismos que San Juan de la Cruz,
ejerciendo la "alcafara"; escribió un Breve compendio de nuestra
santa Ley y suna, o Tafçira del mancebo, del que fuera adelantado D. Manrique
de Segovia.
Salió de Arévalo como muy tarde en los años iniciales de la
tercera década del s. XVI, encontrándose en Zaragoza en la célebre
reunión se sabios muslimes.
Y cómo no hablar del místico fontivereño San Juan de la Cruz,
que vivió tres años de su infancia en el barrio de San Pedro y después
en Medina, conoció perfectamente ese estado social y de pensamiento. Entre
otras obras de la literatura religiosa, escribió el Cántico Espiritual,
obra cumbre de la lírica mística.
Tal era la importancia de la judería de Arévalo que, durante el reinado
de Juan II, la minora judía recibió el ́ordenamientoî de las aljamas
por medio de la Pragmática de Arévalo dictada por el monarca desde
Arévalo en 1443, que suavizaba las presiones que contra ellos se ejercieron
anteriormente.
Del mismo modo, tan poderosa era la aljama morisca arevalense, que junto con Olmedo
y Valladolid, en 1543 todavía ponía condiciones al Santo Oficio para
abrazar la fe católica.
Recordemos que en 1540 se produjo la denominada "complicidad de Arévalo",
en que la morisca Ana de Fonseca delata a moriscos apóstatas. Aunque así
es conocido el hecho, tenía muchas ramificaciones en Medina del Campo, Valladolid,
Segovia y Santa María de Nieva.
Muerte
de Juan II
Juan II muere en Valladolid el 21 de julio de 1454 y en su testamento destacan las
cláusulas relativas a la educación, dotación y conducción
a la Corte de sus dos últimos hijos: ́...Mando que la dicha Reyna, mi muger,
sea Tutriz y administrador de los dichos Infantes don Alonso y doña Isabel,
mis hijos e suyos, e de sus bienes, fasta tanto quel dicho Infante sea de edad complida
de catorce años, e la dicha Infante, de doce años e que los rija e
administre con acuerdo e consejo de los dichos Obispo de Cuenca e Prior fray Gonzalo
mis confesores e del mi Consejo...î ́...E quiero e mando que los dichos Infantes
mis fijos se crien en aquel logar o logares que ordenare la dicha Reyna mi muy cara
e muy amada muger...î
Aunque la Reina viuda tenía el señorío de la ciudad de Cuenca
y las villas de Arévalo y Madrigal, en el testamento confirma expresamente
la posesión de la villa de Arévalo. Con ocasión de las honras
fúnebres por el rey Juan II y la proclamación del rey Enrique IV, se
celebró en la iglesia de San Martín el 28 de julio de 1454 la ceremonia
denominada llantos y alegrías que las crónicas refieren así:
́era día de domingo y los justicias, regidores y escribanos, caballeros, hijosdalgo
y plebeyos ́todos juntos e judíos y morosî, después de quebrar los
escudos del rey fallecido, ́tornaron a la plaza de San Martín haciendo gran
llanto antes de que entrasen en la iglesia, quebrando el cuarto escudo sobre unas
piedras redondas y todos así juntos se entraron en la iglesia... ...y así
salieron de la dicha iglesia por la puerta que llaman de los cristianos y cabalgaron
los caballeros en sus caballos y la gente de la villa, e moros y judíos haciendo
todos muchos momos...î
Estando Enrique IV en Cuéllar ́E el rey se partió para Arévalo,
e desde ally determino de enbiar a Portogal por su enbaxador sobre este caso a Fernan
Lopez del Orden...î para gestionar su boda con Juana, hermana del Rey de Portugal,
porque ya días avie que era fecho divortio entrel e la prinçesa doña
Blanca de Navarraî
Algunos autores dicen que Enrique IV celebró Cortes en el Real Convento de
San Francisco, en 1455, pocos meses después de su elevación al trono.
Pero según otras crónicas, lo que se celebró fue Reunión
del Consejo, donde se acuerda entre otras cosa, reanudar la reconquista. ́...el rey,
mando a los de su consejo e a sus contadores mayores, que estoviesen en la villa
de Arevalo porque ally se ficiese la librança de tierras e merçedes,
e raçiones e quitaciones, e limosnas, e se diese horden en la paga del sueldo
para la gente que tenie hordenada de llevar a la guerraî.
Alfonso
e Isabel
En Arévalo vive durante más de treinta años la reina viuda Isabel
de Portugal de la casa de Avís, enferma desde la muerte de su marido, cuidada
por su madre Isabel de Barcelos, de la Casa de Braganza y acompañada por sus
hijos Isabel y Alfonso. De su abuela, mujer de extraordinaria personalidad, recibieron
en el palacio arevalense y en ambiente familiar, tan esmerada y extraordinaria educación,
como sobria y sencilla, que propiciaron la recia personalidad que caracterizó
a los infantes, donde viven hasta el año 1461 y aún muchos momentos
después. Su abuela muere a mediados de 1465 y fue enterrada en el Real Convento
de San Francisco.
Isabel fue en bastantes ocasiones centro de atención de bodas políticas,
que su medio hermano Enrique IV -que había iniciado su reinado en el año
1454, cuando la infanta tenía tres años-, la mayoría de las
veces concertaba según su interés.
Hay otro momento muy importante en este reinado que tuvo como protagonistas a Carlos
de Viana y a la infanta Isabel. Un Carlos de Viana nieto de Carlos Illl de Navarra
"El Noble" y del infante Fernando de Castilla, que había nacido
el 29 de mayo de 1421 -que pese a la opinión de Madoz, no nació en
Arévalo, sino en Olmedo o en Peñafiel y que fue bautizado en Medina
del Campo- hijo primogénito del rey Juan II de Aragón y de Blanca de
Navarra, por tanto heredero de ambos reinos.
El Príncipe de Viana por el que también es conocido Carlos, recibió
a los emisarios que el rey Enrique IV de Castilla le había enviado con la
propuesta formal de que se casara con la infanta Isabel, que en aquel momento contaba
tan solo con nueve años.
La diplomacia castellana en la persona de D. Alvaro de Luna, se apuntó un
éxito con esta pretendida boda, pero su enemigo el Marques de Villena, haciendo
doble juego político, dio al traste con la boda comunicando el hecho a D.
Fadrique Enriquez, Almirante de Castilla y padre de la segunda mujer de Juan II de
Aragón.
El hermanastro de la princesa Isabel persiste en casarla según sus conveniencias
políticas y el nuevo pretendiente fue D. Pedro Girón, Maestre de Calatrava,
-ella apenas tenía quince años y él cuarenta y tres-. Esta boda
no se llegó a celebrar.
A la muerte del Príncipe de Viana, el reino de Aragón tenía
otro sucesor que no era otro que el príncipe Fernando, hijo también
de Juan II de Aragón y de su segunda esposa Juana Enriquez y en una entrevista
que ambos reyes tuvieron en Alfaro, se concertó matrimonio entre Isabel y
Femando.
Los
dos reinados
En el reinado de Enrique IV, se deteriora gravemente el gobierno y pronto se plantean
problemas de sucesión que desencadenan una guerra civil entre partidarios
del propio rey y del infante Alfonso, su hermanastro. El conflicto se agrava y culmina
con el destronamiento el 6 de junio de 1465 de Enrique IV y la proclamación
como rey de Alfonso en la denominada ́Farsa de Avilaî
Este mismo año, Juan Pacheco, Marqués de Villena, se apoderó
de Arévalo.
Los leales a Enrique IV intentan su recuperación infructuosamente ́el último
consejo del Arzobispo de Toledo, había sido el ataque a Arévalo, principal
punto de apoyo del Marqués de Villena al norte de los puertos. Enrique.IV
reunió sus tropas en Medina del Campo el 27 de mayo de 1465, allí se
le unieron la reina y la infanta Isabel, dejando a Juana en el alcazar de Segovia,
al cuidado de su alcaide Perucho de Montaraz. Las fuerzas que el Almirante y el Obispo
Carrilllo habían prometido no llegaron y en esta situación el ataque
a Arévalo, defendido por el adelantado Juan de Padilla y el Obispo de Burgos
Lus de Acuña constituyó un auténtico fracaso.î
Nuestra villa durante ese efímero doble reinado fue el centro de operaciones
y protagonista de todos los actos que el rey Alfonso XII realizara pues se consideraba
protegido no solamente por las fuertes defensas de la villa, sino por los propios
arevalenses, gran número de nobles y al amparo de su madre.
La corte del joven rey, fijada en Arévalo, estaba compuesta por más
de doscientas personas a su servicio. Era una corte de poetas, como la de su padre,
destacando Jorge Manrique y se rodeó de buenos consejeros.
En el desaparecido palacio se celebraron fiestas literarias como aquella del 14 de
noviembre de 1467, con motivo de cumplir el rey los catorce años y en el que
fueron leídos por jóvenes cortesanas entre las que se encontraba su
hermana la infanta Isabel, futura Reina Católica, unos fados a modo de cancioncillas,
compuestas por Gómez Manrique, en aquel momento Corregidor de Avila. Fiesta
del más puro estilo cortesano, augurando toda clase de buenos deseos y venturas
al joven monarca de ojos azules que, ́tan enamorado, donde pones los ojos, levantas
nuevo cuidadoî.
El último, leído por la infanta Isabel en los salones de palacio, dice
así:
Excelente rey doceno
de los Alfonsos llamados,
en estíaño catorceno
te faga Dios tanto bueno
que pases a los pasados
en triunfos e vitorias
en grandezas tenporales,
e sean tus fechos tales
que merezcas amas glorias
terrenas e celestiales.
... ...
Esto tome por estrenas
vuestra real señoría,
con muchas Pascuas y buenas
que vos de quito de penas
el Fí de Santa María
Este vos faga reynar con paz
en vuestras regiones
el vos dexe conquistar
cítara et ultramar
a las bárbaras naciones.
Y fue aquí, en Arévalo,
donde como un grandioso augurio se habló por primera vez de un nuevo mundo.
En los últimos versos, la infanta Isabel predice a su hermano la conquista
de ciudades mas allá del mar, visión de futuro que estaba latente ya
en la corte y seguramente habría escuchado en los salones del palacio. Más
tarde ella misma sería la encargada de realizar tan ambiciosa empresa.
Arévalo como centro de su corte, vivió momentos de gran importancia
militar, como cuando el Conde de Alba, reunió en la villa trescientos hombres
de armas, doscientos jinetes y cerca de dos mil quinientos peones entre ballesteros
y piqueros, acto militar que fue revistado, en espectacular ceremonia y entre aclamaciones,
por el propio rey.
Las
Ferias Francas
Por tratarse la Tierra de Arévalo de señorío real, en poder
de su madre, Alfonso, al contrario que a otras ciudades, no concedió muchas
mercedes. Sin embargo concedió a ́su villa de Arévaloî un importante
documento, dividido en dos partes. La primera, es una exención de pechos y
tributos reales que beneficiaban a los cristianos, a los judíos y a los moros.
La segunda parte, que si puede considerarse como una auténtica merced, era
la concesión de dos ferias francas de alcabalas, como a otras villas del reino,
que servían para reactivar la economía y el comercio, a celebrar durante
veinte días a fines de primavera y verano, estipulándose como dato
curioso, que la de primavera, se celebrara ante las puertas del palacio de la reina
Isabel de Portugal, su madre. Esta concesión sería ratificada por su
hermana Isabel en 1483, siendo ya reina.
El rey muere en Cardeñosa el 5 de julio de 1468, de una forma misteriosa,
con apenas catorce años y surgiendo como símbolo de libertad y esperanza
para esa Castilla en tan grave anarquía; mostró una gran entereza y
su corte una gran actividad reconciliadora. Al último Trastámara castellano,
Jorge Manrique, el autor de las "Coplas a la muerte de su padre", el poeta
militar de noble familia, compuso unos versos que reflejan fielmente lo que Alfonso
Xll, Rey de Castilla, pudo ser:
Más como
fuese mortal,
metiólo la muerte luego
en su fragua
¡Oh juicio divinal!,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua.
El Obispo de Coria se encargó
de trasladar por última vez el cuerpo de Alfonso hasta su Arévalo,
al convento extramuros de San Francisco de la Observancia, junto a la tumba de su
abuela Isabel de Barcelos.
El
Duque de Arévalo
Durante los enfrentamientos de la realeza con la nobleza en el reinado de Enrique
IV, y en represalia porque la villa fue fiel al infante Alonso, le arrebató
la propiedad a su madrastra la reina Isabel de Portugal y concede en merced Arévalo
y su tierra a Alvaro de Stúñiga, entonces Conde de Plasencia, para
el que Trujillo era una vez más, el precio puesto para su adhesión.
Como la ciudad se negó a incorporarse al señorío, aunque Trujillo
fue cercada y viendo entonces que la Infanta Isabel se encontraba en Valladolid,
se levantó el asedio, dándole como compensación el Ducado de
Arévalo, el 20 de diciembre de 1469. Los Stúñiga, era una familia
que procedía de Navarra y una de las más poderosas e Influyentes de
ese momento.
La Reina tuvo una hija conocida como Juana "La Beltraneja". Fue motivo
de disputas civiles por la sucesión al trono, entre ella y la Princesa Isabel.
La cuestión se solucionó mediante el Tratado de los Toros de Guisando.
El rey Enrique IV, enfermo, durante una cacería tuvo que regresar urgentemente
al alcázar de Madrid al sentirse peor; y sin apenas descalzarse, se derribó
en el lecho sin fuerzas para contestar a los que le rodeaban, muriendo la noche del
11 al 12 de diciembre de 1474, sin hacer testamento. El cronista oficial nos dice
que ́solo el rey respondió sosegadamente de que dejaba por sus testamentarios
y albaceas al Cardenal de España y al Duque de Arévaloî
La
Reina Isabel
Una nueva época se abre en España con la proclamación en Segovia
como Reina a Isabel I de Castilla, el 13 de diciembre de 1474. Aquella princesa nacida
en la cercana villa de Madrigal de las Altas Torres el año 1451, criada y
educada en la paz de nuestra villa. Una proclamación acertada tras la incertidumbre
de la nobleza y las ciudades, que dudaron entre Juana "La Beltraneja" e
Isabel de Madrigal, después de que la Reina les respetara sus privilegios
y cargos.
Durante su educación en el palacio arevalense de la Plaza de el Real, tristemente
desaparecido, también tuvo momentos de gozo, juegos y secretos infantiles,
con otros niños educados en la corte y su mejor amiga y confidente Beatriz
de Bobadilla, hija del entonces Alcaide del castillo.
Tenemos también que destacar su formación religiosa, tanto en el ambiente
que reinaba en su palacio, como en los frecuentes contactos con los conventos de
la villa, en especial, su relación con el de franciscanos, por entonces reconstruido
y protegido por la casa real, ́a quien ella señaladamente tenía devoción,
porque la casa lo merecía, porque es casa muy devota y donde nuestro Señor
Dios se sirve. Y en aquellos tiempos estaba allí un varón muy excelente,
que se llamaba fray Llorente: varón de mucha vida y doctrina y sanctidad,
a quien la dicha princesa doña Isabel conoscía mucho, por se haber
criado en Arévaloî.
El trato con los franciscanos arevalenses, nos habla de una primera dirección
espiritual, que Iuego continuó de forma epistolar; Y consta que les escribió
muchas cartas, especialmente durante las dificultades surgidas al ser nombrada heredera
y en las circunstancias que precedieron a su matrimonio.
Mas tarde fue el gerónimo fray Hernando de Talavera, su confesor y el que
mayor influencia religiosa tuvo en Isabel. Recordemos su origen judío converso
y la gran talla y talante personal, de este importantísimo personaje.
Este mismo dio a D. Pedro González de Mendoza la noticia de que pensaban proponerle
para la Mitra de Toledo con estas palabras: "Cardenal, el Arzobispo D. Alonso
Carrillo de Acuña os ha dejado la silla de Toledo, paréceme que debéis
sentaros en ella, que tan vuestra como esaî.
Isabel escribe a Talavera en otra ocasión ́de los toros sentí lo que
vos decís...î ́...aunque no alcancé tanto, mas luego allí propuse
con toda determinación de nunca veerlos en toda mi vida, ni ser en que se
corranî A pesar de ello, muchas veces se vio obligada a presenciar estos espectáculos
taurinos, que tan arraigados estaban en su pueblo, sólo por complacerle.
Y fue durante su niñez y en las frecuentes visitas a nuestra villa, cuando
Isabel demuestra mucha devoción a la Virgen en su advocación de Ntra.
Sra. de las Angustias, patrona de Arévalo y su Tierra desde tiempo inmemorial,
entonces venerada en su capilla del convento de la Santísima Trinidad. Esta
devoción propagará luego por Andalucía durante la reconquista
y como caso especial, la entroniza en la ciudad de Granada de la que, desde entonces,
también es su muy venerada Patrona.
La reina Isabel no cesó hasta recuperar el señorío de nuestra
villa de Alvaro de Stúñiga, para lo que inicia negociaciones en las
que pone su garantía personal. Diego de Hontiveros negoció por delegación
de Stúñiga en 1479. Se cierra el tratado de reversión el 23
de julio de 1480 y el 25 de julio el Duque de Arévalo renuncia a tal posesión,
titulándose en lo sucesivo Duque de Plasencia.
El 27 de febrero de 1483, la reina Isabel, ratificó las dos ferias francas
que anteriormente concediera a la villa su hermano Alfonso, siendo el escribano del
documento D. Alvaro Ruiz de Villaflor.
Es cosa cierta que la Reina Isabel, siempre que sus obligaciones reales se lo permitieron,
venía ́a la mi villa de Arevaloî a ver a su madre, aunque no todas están
reflejadas en las crónicas.
El 23 de junio de 1494 vienen los Reyes y sus hijos a visitar a la Reina Madre, donde
permanecieron hasta el 4 de julio. Durante esta visita se iniciaron las capitulaciones
para la boda de la princesa Juana con Felipe El Hermoso y se celebraron fiestas de
toros. También hicieron parada los días 5 al 8 se septiembre del mismo
año.
La última visita que conocemos de los Reyes Católicos a nuestra villa,
para visitar a la madre de la Reina, fue del 27 de mayo al 3 de junio de 1495.
El 14 de julio, había otorgado testamento en el que cita ́mis villas de Arévalo
y Madrilgal'. La muerte de Dª Isabel de Portugal se produjo el 15 de agosto
de 1496, después de vivir tantos años en nuestra villa. Fue enterrada
en el Real Convento de San Francisco, en un sepulcro junto a su madre y su hijo Alonso,
templo que también fue tumba de tantos hidalgos arevalenses. Ocho años
después, ambos fueron trasladados a la Cartuja de Miraflores de Burgos, lugar
elegido como Panteón Real donde se encuentran los artísticos mausoleos.
Juan
Velázquez de Cuéllar
En este momento, Juan Velázquez era uno de los favoritos de la corte. No en
vano fue tutor y educador del infortunado príncipe Juan, hijo de los RR.CC.,
encargado de las pompas fúnebres y de su enterramiento, maravillosa obra de
Fancelli en el monasterio de Santo Tomás de Avila. De su profundo amor hacia
aquel y también de su magnificencia y gusto por el arte, nos habla la inscripción
al pie de la obra de Fancelli que dice: ́esta obra fue emprendida y terminada por
Juan Velázquez, tesorero y familiar amantísimo del príncipeî
. Desde ese momento vistió de por vida un ́capuz negroî en señal de
duelo.
Su suegra, Dª Maria de Guevara disfrutaba, igual que su hija Dª María
de Velasco, de un alto rango cortesano; recuerdese que estaban emparentadas con el
Condestable de Castilla. Y no por este motivo, sino por sus valores morales y humanos,
la Reina Isabel de Portugal, madre de nuestra Reina Católica, la eligiera
para que la cuidara y consolara. Estuvo esta santa dama 42 años a su servicio,
hasta el mismo día en que la Reina Madre falleciera.
Compaginó sus servicios en la Corte con la fundación de un beaterío,
convertido posteriormente en convento por Juan Velázquez. Y se retiró
según cuentan las crónicas ́con unas pocas criadas honestas y virtuosas
a morar en una pequeña casa pegada con puerta al hospital...î Juan Velázquez
recibió muchos dones de la Reina, concediéndole en gobierno las fortalezas
de Arévalo y Madrigal con toda su tierra en contorno y el Señorío
de Sinova. Veinte mil maravedíes cada año para el mantenimiento del
palacio arevalense en el que residía su madre y él mismo con su familia.
Hombre influyente, piadoso y amante de su ciudad, había nacido en el propio
palacio hacia 1460, donde su padre D. Gutierre ostentaba altos cargos. Fundó
el convento de La Encarnación de Arévalo.
Al morir el Rey Fernando el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo, fue asistido entre
otros por Juan Velázquez de Cuéllar.
Testamento
y muerte de Isabel
Una larga y penosa enfermedad debilitan poco a poco a la Reina, postrada en el lecho
de su Palacio Real de Medina del Campo. Redactando su testamento el 12 de octubre
de 1504, que aún aumenta con el codicilo el 23 de noviembre. Tres días
después, el 26 de noviembre, murió la Reina entre grandes manifestaciones
de dolor en todo su reino.
Según su deseo, el cuerpo sería trasladado a Granada donde había
dispuesto ser sepultada. El cortejo fúnebre fue impresionante. Prelados y
humildes curas de pueblo, caballeros y pueblo llano, acompañaron al féretro,
llevado por sus súbditos en tan largo y penoso viaje, a la sazón acompañado
de torrenciales lluvias.
A su paso por ciudades y pueblos salían infinidad de gentes para despedirla
y llorarla, desde Medina a Arévalo, Cardeñosa, Cebreros, Toledo...
para finalmente llegar a su Granada.
La reina Isabel había nombrado a Juan Velázquez de Cuéllar testamentario
y ejecutor ́se ponga en poder del dicho Juan Velázquez, mi testamentario,
todas mis ropas e joyas e cosas de oro e plata e otras cosas de mi camara e persona...î
En almoneda pública celebrada en la villa, de la riquísima colección
de tapices que decoraban el palacio, la mayor parte pasaron a manos de altos cargos
de la corona; los objetos de oro y plata a la esposa de Juan Velázquez para
enriquecer el propio palacio, destacando entre éstos ́un joyel de oro con
esmaltes y rubíes, una sortija de oro con rubíes y una crucecita de
oro con cuatro rubíes y un diamanteî. También abundaban en la almoneda
las ricas telas como sedas y morados carmesíes, tafetanes verdes, camisas
moriscas..., exquisitos perfumes de uso personal, así como su interesante
biblioteca de unos 400 títulos, numerosa e importante para su época,
de temas preferentemente religiosos; de ella destaca como ejemplar extraordinario
el famoso misal breviario, ́escripto de mano, en pergamino, en letra menuda, con
muchas iluminaciones ricas, que tiene las coberturas de oro de martillo, y por el
envés la devisa de las frechas, et todas labradas de sincel, con 219 perlas
medianas...î
La influencia en la Corte de Juan Velázquez de Cuéllar, no solo fue
importante durante el reinado de los RR.CC., sino en el corto espacio en que reinó
su hija Juana y Felipe "El Hermoso", que le confirmaron todos sus cargos,
como lo demuestra que en 1505 le ratifican en la fortaleza de Arévalo con
un sueldo de 290 mil mrs. También durante la regencia de Fernando El Católico
y durante las estancias en palacio de Germana de Foix, su segunda y joven esposa,
de la que Dª María de Velasco era dama e íntima amiga. Después
surgirían graves discrepancias.
San
Ignacio de Loyola en nuestra villa
D. Beltrán Yañez de Oñaz y Loyola, padre de Iñigo López
de Loyola, había recibido hacia 1505-1506 una invitación de su pariente
Juan Velázquez, por aquel entonces Contador Mayor, para que le enviase a ́...uno
de sus hijos para crialle en su casa como propio y ponelle después en la casa
realî.
La intimidad que Velázquez y su mujer tuvieron con estas reinas y princesas,
muestra que el palacio, significó para Iñigo la entrada en el ambiente
del aula regia.
Entre otros jóvenes que se formaron al amparo del Contador, destacan sobremanera
Iñigo López de Loyola y Alonso de Montalvo, este de la nobleza arevalense,
que hicieron gran amistad y ejercieron de "pajes" junto a los hijos del
Contador en la Corte de Fernando. En este momento se educa en el palacio arevalense
el infante Fernando, que luego será Emperador de Alemania. Conoció
a la infanta Catalina, que vivía al lado de su madre Juana en Tordesillas
y que luego sería Reina de Portugal.
Están por entonces documentados como educadores en la Corte, Pedro Mártir
de Anglería, sabio humanista en lenguas clásicas, retórica,
poética y caligrafía; la música y el canto corrieron a cargo
de Juan de Anchieta, músico muy célebre, entre otros.
Según Polanco, el joven Iñigo llegó a rimar un poema a San Pedro.
Su buena caligrafía renacentista se conserva en papeles del Archivo de Simancas;
son asientos contables de su puño y letra.
Su amplia formación cortesana, no caballeresca, cultural, profesional, política
y religiosa, fueron extraordinario equipaje en sus posteriores empresas.
Entre sus aficiones esta la caza a caballo con ballesta por los campos y pinares
cercanos.
La
ciudad enajenada de la corona
Carlos, desde Flandes ordenó que la pensión de treinta mil ducados
de por vida y los cinco mil de viudedad, dejados por su abuelo a Dª Germana
sobre las rentas de Nápoles, se pasara a algunas ciudades castellanas entre
las que estaban Arévalo, Madrigal y Olmedo, con sus tierras y jurisdicción.
Lugares que Juan Velázquez tenía en encomienda y había que entregárselos
a Dª Germana ́para que ella las toviese por su vida para su asiento y moradaî
Con este acto, Arévalo, Madrigal y Olmedo, no tendrían ningún
perjuicio económico, ni tampoco personal para el Contador Mayor. Pero sí
había una merma y desmembración del Patrimonio Real de Castilla, que
Arévalo y las otras villas eran de realengo, contraviniendo antiguos privilegios
reales, varias veces confirmados, de no ser separadas de la corona.
Levantamiento
contra el rey
Al conocer Juan Velázquez de Cuéllar y todos los vecinos de la villa
de Arévalo la decisión que el Emperador Carlos V de sacarla de la corona
para dársela en señorío a la reina viuda Dª Germana, acudieron
en embajada a ver al Cardenal Cisneros para que evitase lo que ellos consideraban
un atropello a sus derechos más tradicionales, basándose en que la
reina Isabel, su abuela, había ordenado en más de una ocasión
que ́en tiempo alguno la dicha villa de Arévalo sería enajenada ni
apartada ni quitada de su corona real por causa alguna, ni dada en merced a persona
algunaî
Cuentan las crónicas que levantaron un muro para su defensa física,
con su foso y torre, que cruzaba desde el Adaja al Arevalillo, partiendo de la puerta
del hospital para terminar delante del monasterio de la Trinidad. ́metió mucha
gente de a pie y a caballo, así suya, como de algunos Grandes, sus amigos
y deudos de su mujer y armas y artillería y se puso en levantamientoî. La
villa fue sitiada por los ejércitos reales.
Iñigo organizó las defensas entorno a la iglesia de San Pedro. La resistencia
de Velázquez de Cuéllar y la villa duró desde noviembre de 1516
a marzo de 1517 y en tal ocasión, murió su hijo mayor D. Gutierrez
(22 de febrero de 1517).
Juan Velázquez de Cuéllar, fue destituido de todas sus encomiendas
y le sustituyó en nombre del Rey, el Alcalde de Corte Cornejo. Abatido, cansado
y arruinado, murió en Madrid el 12 de agosto de 1517. Entonces dice Fita de
él que ́todo lo perdió menos el honorî.
Cuando el Regente Fernando visita varias veces en Tordesillas a su hija Juana y a
su nieta Catalina, la hija póstuma de Felipe el Hermoso, es acompañado
por Velázquez y su esposa Dª María de Velasco. No en vano Juan
Velázquez había sido nombrado en 1508 mayordomo de la Reina Dª
Juana; acompañados en algunas ocasiones por el paje Iñigo, Dª
María era asidua e intimaba mucho con ellas. Así en 1525, cuando Catalina
marcha en su viaje de bodas a Portugal, Dª María la acompaña como
Camarera Mayor, permaneciendo a su servicio hasta su muerte en 1540.
Truncada la carrera en la Corte, Iñigo se dirige a otro poderoso deudo, el
Duque de Nájera. Montalvo nos cuenta este episodio: ́La mujer de dicho Contador,
le dio quinientos escudos y dos caballos con que fuese a visitar al duque de Nájera,
con cuya casa tenía deudo; y de allí se partió a Pamplona cabeza
del Reino de Navarra...î Desde entonces, la vida de Iñigo toma nuevos rumbos
e inicia la carrera militar.
Pasarían algunos años para descubrir el nuevo camino que le llevaría,
por la vida religiosa como fundador de la entonces -y hoy- revolucionaria Compañía
de Jesús, a escalar los mas altos puestos en la historia de la lglesia.
Profunda huella dejó en el joven guipuzcoano la educación recibida
en el corazón de Castilla; treinta años después, desde Roma,
en 1548 escribe a un nieto del Contador en estos términos: ́De la memoria
del Sr. Juan Velázquez me he consolado en el Señor nuestro: y así
V. md. me la hará de darle mis humildes encomiendas, como de Inferior que
a sido, y es tan suyo y de los señores su padre y abuelo y toda su casa, de
lo qual todavía me gozo y gozaré siempre en el Señor nuestroî.
De
nuevo, villa de realengo
En las primeras Cortes que celebró el Emperador Carlos I en España,
-Valladolid 1518- y entre las demandas que se le hicieron, estaba ́Que non permita
que Arévalo y Olmedo salgan de la Corona Realî. Poco tiempo después
de esta solicitud, el Emperador firmaría en Barcelona, el 10 de octubre de
1519, la importante carta en la que estas villas se incorporaban de nuevo a la Corona.
El 9 de septiembre de 1520, desde Bruselas Carlos I ratifica la anulación
de donación de las villas de Arévalo, Olmedo y Madrigal a Germana de
Foix, ́Declaramos haber sido y ser ninguna e de ningún efecto e valor la merced
que de la dicha villa avíamos fecho e fecimos... ...que era contra las Leyes
de los dichos nuestros Reinos, e contra los privilegios que la dicha villa tiene...î
y se compromete en su nombre y en el de sus sucesores a no enajenar nunca más
las villas. Estas correspondieron manteniendose fieles al monarca durante la guerra
de Las Comunidades.
Declive
histórico
A mediados del s. XVI la villa, al igual que toda Castilla, inicia un imparable declive
histórico, perdiendo población, actividad económica e importancia
social. Aún así, conoció algún otro momento interesante.
Con Carlos III llega la época de la ilustración, que representó
un avance general; en nuestra villa se materializó en un impulso o económico,
de reformas en obras públicas, reconstrucción de los templos y un resurgir
general. Tanto es así, que a mediados del s. XVIII era considerada una ́ciudadî,
en recuperación demográfica, centro fabril y de servicios importante.
Su censo ascendía a 805 vecinos, incluidos los dos centenares de personas
a los que se les encajaba como viudas y pobres sin recursos, lo que generara una
población de 3.439 arevalenses.
Añadiéndoles 256 más, entre las monjas y frailes que habitaban
en sus entonces nueve conventos. Cinco de religiosos : Convento de la Stma. Trinidad,
con 19 frailes y 3 criados; convento hospital de Sta. Catalina, 5 frailes y 2 criados;
Compañía de Jesús, 1 rector, 13 más y 4 criados; San
Lázaro de Franciscanos Descalzos, 19 frailes y 3 donados; San Francisco de
la Observancia, 40 frailes y 6 donados.
Cuatro de religiosas: Convento de Sta. María de la Encarnación, con
1 abadesa, 33 monjas, 4 criadas dentro de la clausura y 2 criados fuera de esta,
Sta. María de Jesús, 1 abadesa, 25 monjas, 4 criadas y 1 criado; Santa
Isabel de las Montalvas, 1 abadesa, 19 monjas, 3 novicias, 2 criadas y 4 comensales;
Convento de El Real, 1 abadesa, 26 monjas, 3 criadas comunes, 7 criadas particulares
y 4 criados fuera de clausura.
Un
resurgir industrial
Tal era en aquella época la importancia del comercio en la villa, según
se deduce de los datos del catastro de Ensenada, que abundan oficios ya desaparecidos,
tan curiosos en estos momentos, como el que hubiera una persona dedicada exclusivamente
a fabricar botas de vino; o dos haciendo solo cedazos; o que hubiera albarderos;
o 25 tejedores de lienzo, o 114 trabajadores en piel y calzado; cereros, ́cuverosî,
polvorista; y oficios santuarios como dorador, platero, vidriero, tallistas y escultores.
Abundan también los hornos, 5 de teja y otros tantos de cal con 11 industrias,
o 7 molinos harineros; en el Arevalillo uno en Párraces particular, junto
al puente de El Cubo; en el arroyo de Palacios Rubios, uno propiedad del Obispado,
de una muela; arroyo arriba otros dos propiedad de las monjas Bernardas; Arevalillo
abajo otro llamado Molino de Valencia, de tres muelas, propiedad en el s. XVIII del
Conde de Valdeláguila. En el río Adaja uno que fue propiedad de D.
Alvaro de Luna y después de la Compañía de Jesús, con
tres muelas y dos rodenas; otro aguas abajo, a la altura del barrio del Almocrón.
También 4 tenerías, 2 tintoreros y 13 mesones, de ellos 5 en la Calle
de los Descalzos, destacando como curiosidad que uno era propiedad del Cabildo Eclesiástico
y otro de las Montalvas.
La
francesada
En octubre de 1808 Arévalo es tomada por las tropas francesas que estaban
al mando de el Comandante Guerruty, sin apenas oposición militar, ya que la
mayoría de los hombres se encontraban enrolados en el bando español.
Fue intensa en toda la tierra la resistencia de guerrillas.
En las navidades, se produjeron fusilamientos ante la fachada de Sto. Domingo -donde
se pueden apreciar los impactos- y fueron incendiadas varias zonas de la villa, entre
ellas, el barrio de San Pedro, expoliando sacrílegamente los conventos de
la Trinidad, el de San Francisco de la Observancia y el Pósito de la Alhóndiga,
que nunca se volvieron a recuperar de tan nefastos incidentes.
En 1813 se realizó una nueva división del territorio en ocho Sexmos,
que no llegó a entrar en vigor. Los Sexmos de la Vega, de Orbita, de Sinlabajos,
de Aldeas, de Rágama, del Aceral, de San Juan y de Cobaleda.
En 1822 se implantan los Partidos Judiciales desapareciendo la antigua jurisdicción.
Con ligeras variantes, se realizó un nuevo nomenclátor en 1833 y el
definitivo de las divisiones provinciales en 1863, aún vigente, con una fuerte
segregación de 56 pueblos. Quedó reducido a 59 Ayuntamientos con 28.967
habitantes, rompiendo la histórica comarca natural de "Arévalo
y su Tierra".
El
ferrocarril
Con el reinado de Isabel II, llegan los ́caminos de hierroî, y se constituye la "Compañía
de los Caminos de hierro del Norte de España", con participación
de capital francés y tecnología netamente francesa. El proyecto consistía
en la comunicación de Madrid con Francia por Irún. En abril de 1857
se inician las obras del tramo Valladolid-Medina del Campo; cuando el 3 de septiembre
de 1860 circula el primer tren, ya están casi finalizadas las del tramo Medina
del Campo-Sanchidrián, que fueron iniciadas a principios de 1858. El 25 de
noviembre de 1860 llega a nuestra ciudad el primer tren de viajeros procedente de
Valladolid, compuesto por dos coches de segunda clase, cinco de tercera y uno de
equipajes. Fue un verdadero acontecimiento en el que toda la población se
dio cita en la estación. El día 1 de junio de 1863, se había
llegado a Madrid. En 1866 circuló el primer tren de Madrid a Irún.
El magnífico Puente del Ferrocarril que cruza el Adaja poco más abajo
de la fortaleza, es obra del lngeniero francés Santiago Bergonier, bisabuelo
de nuestro paisano Emilio Romero.
En el plano de Arévalo que publica Montalvo, de 1870 figura una salida del
casco urbano ́a la Estación de Madridî. El año 1898 se pone la vía
doble entre las estaciones de Valladolid y Avila.
Hasta la llegada de la máquina de vapor, funcionaron las diligencias de la
compañía ́La Vitoria-Burgalesa-Castellanaî, con ́parada de postasî
de la linea Madrid-Coruña, en la Plaza del Arrabal, en el sitio de ́La Bola
Gordaî y junto a la Fuente del Arrabal que fue construida en 1586.
Tras el desgraciado accidente sufrido en su estación la noche del 11 de enero
de 1944 y por la humanitaria labor de toda la ciudad en socorro de las numerosas
víctimas, por Decreto del 28 de diciembre de 1945, se concede la Gran Cruz
de Beneficencia con distintivo negro y blanco y el título de ́Muy Humanitariaî.
Con Motivo de otro trágico accidente en 1989, de nuevo se entrega la ciudad.
En reconocimiento por ello, se instala una preciosa máquina de vapor, monumento
al ferrocarril, en el Parque Infantil de Tráfico, con la siguiente inscripción:
́Locomotora de vapor cedida por RENFE a la Muy Humanitaria Ciudad de Arévalo
en reconocimiento al ejemplar comportamiento mostrado siempre con el ferrocarril.
Arévalo, 21 mayo 1990î.
La
villa es titulada Ciudad
Siendo Reina Regente Dª María Cristina de Habsburgo Lorena, en nombre
de su hijo D. Alfonso XIII, concedió por Real Decreto de 19 de junio de 1894
el título de Ciudad, en atención a su población activa, fabril,
administrativa, de servicios y su personalidad urbana, Cabeza de Partido Judicial
desde la reorganización administrativa de 1833.
Según el Real Despacho de Blasón dado en nombre del Rey D. Alfonso
XIII, el 25 de enero de 1905, el escudo de Arévalo es: ́El escudo representa
a un guerrero armado con casco, lanza y cota de mallas que sale de una fortaleza,
es el que viene ostentando este Ayuntamiento desde tiempo inmemorial, adornado con
los títulos de Muy Noble, Muy Ilustre y Muy Leal, concedidos por Alfonso VIII
por el valor que sus tercios mostraron en la célebre batalla de Las Navas
de Tolosa en 1212î. Después se le añadiría el título
de ́Muy Humanitariaî y la Gran Cruz de Beneficencia.
El s. XX representó de nuevo un lento resurgir en la actividad comercial e
industrial y un paulatino incremento de la población, basado especialmente
en la inmigración de gentes de la comarca.
|